La riesgosa situación del pueblo Kankuamo
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Datos Principales
- UBICACIÓN: Valledupar, Cesar
- TIPO DE COMUNIDAD:Indígena
- NÚMERO DE HECTÁREAS: 24212
- NÚMERO DE PREDIOS: Sin información
- NEGOCIO: Petrolera
El Resguardo Indígena Kankuamo se encuentra localizado en la zona noroccidental del municipio de Valledupar. Fue constituido por el Incora, mediante Resolución 012 de abril 10 de 2003. Tiene una extensión de 24.212 hectáreas, que comprenden los corregimientos de Atánquez, Guatapurí, La Mina, Chemesquemena y Los Haticos y Río Seco, y las veredas de Ramalito, El Mojao, Pontón, Murillo, Las Flores y Rancho de la Goya.
Pertenecen a la comunidad kankuama unas 22 mil personas: 12 mil en el resguardo y 10 mil por fuera del territorio colectivo. Al menos 500 personas permanecen desplazadas, por causa del conflicto armado, en La Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar, Cundinamarca y Bogotá.
Entre 1974 y 1984, las bandas de narcotraficantes propiciaron los primeros visos de violencia en la zona en razón del control del cultivo de marihuana y sus rutas de exportación. Entre 1988 y 1990 la incursión de las Farc dejó un saldo de 10 asesinatos de indígenas kankuamos. Luego, durante los 90, el fortalecimiento de grupos paramilitares y su incursión en la zona puso en peligro la supervivencia del pueblo kankuamo.
El 10 de mayo del 2000, por incursiones paramilitares en Atánquez y La Mina, 1.500 Kankuamos se vieron obligados a desplazarse hacia Valledupar. La mayoría de ellos no retornaron debido a la persistencia de hechos de terror en la zona.
En razón de todas las afectaciones al territorio y a los indígenas, el gobierno expidió el Decreto Ley 4633 de 2011, que se creó para proveer medidas integrales de asistencia, reparación y restitución de los derechos territoriales por el conflicto armado para víctimas de pueblos y comunidades indígenas. Sin embargo, después de siete años, el gobernador del resguardo Jorge Enrique Arias asegura que no ha habido avances significativos en su comunidad a partir de lo reglamentado.
El 17 de agosto de 2017 a las 5 de la mañana fue incendiada una kankurwa, el sitio de reflexión espiritual de los arhuacos, donde “se recibe las concentraciones y credenciales de la vida”. Este hecho resultó una amenaza al territorio de los indígenas.